Agosto de 2016

Hemos encontrado muy interesante y compartible este artículo que hoy reproducimos. Desgraciadamente, como razona la autora, nuestros dirigentes confían más y arriesgan más en los "grandes inversores privados" que en los trabajadores uruguayos. Lástima.
quehacer.com.uy

Hoy se cumple un año desde que los dueños de la planta pesquera FRIPUR dieron el cese de actividades, dejando 960 familias sin trabajo, una deuda de 70 millones de dólares con el estado, y de 7 millones de dólares con los trabajadores.

El Frigorífico se creó en el año de 1976, en plena dictadura. Fue inmediatamente declarada de interés nacional, y eximida de pagar impuestos; cuestión que se mantuvo por los siguientes 30 años. Se creó en el predio de lo que había sido una fábrica textil, adjudicado por amistad con el gobierno de facto, a la familia Fernández emigrantes gallegos nacionalizados uruguayos. Lo medular del complejo cuadro de relaciones entre la empresa pesquera y el poder político de turno, (sea de izquierda, sea de derecha) es la total impunidad de la que han gozado en todas y cada una de las aberraciones que han cometido, contra los trabajadores y contra el país.

El mismo odio de siempre

La empresa pesquera, por donde han pasado y permanecido miles de trabajadores y sobre todo trabajadoras uruguayas, tuvo desde siempre, graves denuncias de maltrato. La mayoría acarrean con problemas de salud, contraídos en los años de trabajo en la empresa. Los trabajadores no tenían permitido salirse de la línea de producción en horario de trabajo, ni para ir al baño. Sumado a las bajas temperaturas en las que operaban, eran comunes los problemas urinarios; varias de las trabajadoras afirman haber tenido que orinarse encima o mancharse toda una jornada de menstruación, e incluso una de ellas perdió un embarazo por las terribles condiciones laborales a las que eran sometidas incluso embarazadas: Debían trabajar hasta el último mes de embarazo y no tenían derecho a sentarse. Una delegada sindical cuenta como un logro significativo que a partir del cuarto mes, las mujeres en la línea de producción podían tener un banco para descansar de ratos. A esto se suman los problemas de columna por estar todo el día paradas en una posición rígida. Como si todo eso fuera poco, muchas trabajadoras no gozaban de licencia desde 2013.

Pero más allá de eso, del profundo desprecio de los Fernández hacia la clase trabajadora y sus derechos, que se ve expresada en las condiciones inhumanas en las que tenían a sus empleados, siempre existió una gran dificultad para la sindicalización, siendo blanco la empresa de múltiples denuncias por antisindicalismo. En varias ocasiones se prohibió la entrada a la Inspección General de Trabajo. La primera vez que fui a Fripur, ya en vigilia los trabajadores, me mostraron algunas de las instalaciones. Hay algo en particular que no he dejado de recordar, cuando me llevaron a la planta alta, donde se encuentra el comedor: “Esto que ves acá es el comedor de los trabajadores, y eso que está ahí parece un espejo, pero en realidad del otro lado estaba el comedor de los encargados, ellos te podían ver pero vos, no los podías ver a ellos, así que todos sabían que si te sentabas donde estábamos comiendo los afiliados al sindicato y te echaban o te venían a decir algo en frente de todos”. Esto es solamente una de las muchas formas de persecución sindical que siempre sufrieron los trabajadores organizados en la planta. Los encargados contaban con la lista de los afiliados al sindicato y era a ellos a quienes les tocaban las tareas más duras, siendo blanco de constantes maltratos.

No es casualidad que la mayoría de las trabajadoras, sean mujeres jefas de hogar. Quienes las contrataban, lo hacían adrede: sabían que estas mujeres necesitaban el trabajo y que no les quedaba otra que aceptar la explotación, la precarización laboral, la falta de higiene y el salario miserable que cobraron siempre, porque tenían una casa que mantener e hijos que alimentar.

Parece mentira, pero en nuestro país, las caras que se esconden detrás de las mansiones de carrasco, y de las que poco sabemos, mantienen el mismo desprecio de clase, el mismo racismo y siguen cometiendo los mismos abusos que seguro eran comunes quizás, hace 150 años.

El 14 de Agosto de 2012 la marcha se detuvo en uno de los locales de Indian Outlet para escrachar a Natalie Manhard. Ésta, es hija de Enrique Manhard (dueño de Chic Parisien, La casa de las Telas, SiSi e Indian Outlet entre otros) y esposa a la vez de Javier Fernández (FRIPUR). Ambos fueron denunciados por el tráfico de bolivianas a las que mantenía esclavizadas. Las mujeres eran sometidas a jornadas laborales de 14 horas diarias de Lunes a Lunes, con un sueldo inferior a 15 mil pesos. Según su propio testimonio comían cómo lujo arroz con huevo o manzanas, la mayoría del tiempo comían polenta y eran constantemente maltratadas. En FRIPUR hay una historia similar: mandaron traer con un empleado de confianza trabajadores dominicanos a base de falsas promesas de sueldos de 30 mil pesos. Muchos abandonaron su casa y sus familias buscando una mejor calidad de vida y se encontraron sometidos a un régimen de precarización laboral, estando ilegales en el país. Cuentan los trabajadores de la planta, que la mayoría de las trabajadoras se vieron envueltas en tan graves problemas económicos para mantenerse en el país que terminaron recurriendo a la prostitución.

La deuda con todos
Si en nuestro país es harto conocido, la impunidad con la que las empresas de toda índole se las ingenian para beneficiarse a costa del estado, con los múltiples beneficios de los que gozan los empresarios detrás de Fripur son la vedette de esta práctica: La empresa tiene una deuda de unos 70 millones de dólares con el banco República. La mayoría de los préstamos se pidieron para mejorar la flota pesquera y remodelar la planta, sin embargo se ha constatado que este dinero nunca fue utilizado con tales fines, y tampoco nunca fue devuelto. El grupo de empresarios, siempre alegaba que los préstamos eran solicitados “sobre todo para no dejar a las 900 familias en la calle.”

No solamente las deudas vigentes y olvidadas con el estado le han significado pérdidas económicas al país. El frigorífico re-empaquetaba productos destinados a la exportación.. Los trabajadores sabían y denunciaban que la empresa re-empaquetaba tomates y espárragos congelados del año 2000 en el 2006. Aseguran que había pescado congelado podrido desde hacía 15 años que lo enjuagaban en cloro y lo exportaban con la firma de la DINARA.

La Unión Europea sancionó a Uruguay suspendiendo el ingreso de productos pesqueros uruguayos por no cumplir con las normas sanitarias, causándole una pérdida de 80 millones de dólares. Más allá de la pérdida económica, puso en riesgo la salud de las personas ya que los laboratorios detectaron contaminación con Cadmio (metal tóxico que puede causar cáncer), enterobacterias, y coliformes fecales. El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca frente a las pérdidas millonarias que significó al país, la suspensión de las relaciones en el mercado internacional, y que la empresa haya puesto en riesgo la vida de los consumidores, solamente le adjudicó una multa de unos $46.000 (100UR) cuando podía adjudicarse hasta $2.310.000 (5000UR). Irrisorio, solo una parte de la impunidad con la que algunos empresarios se manejan en este país hace ya varias décadas y logran escapar a los rencores del pueblo.

Nos vemos
El 18 de Agosto del 2015 la empresa FRIPUR S.A. dió el cese de actividades, dejando a 960 trabajadores en veremos. Así como no le importó someterlos durante años a condiciones inhumanas de trabajo, al tiempo que los usaban como excusa para pedir préstamos millonarios; menos aún les importó dejarlos a su suerte. Total, el patrón nunca pierde. Los trabajadores con los que mantuvimos conversaciones en la planta, aseguran que el cese de actividad no se debe al quiebre de la empresa sino más bien a la migración de los empresarios de rubro, dicen que ahora “se metieron a poner molinos de viento”.

Y mientras tanto del otro lado, hay mujeres que rondan los 50 que dejaron los mejores años de su vida, su juventud y muchas de ellas también su salud, con más de 30 años de actividad en la empresa, que de la noche a la mañana se han quedado sin trabajo, y que afirman no sin razón, que a su edad es muy difícil que las contraten en cualquier empleo. A la fecha hay 550 trabajadores que esperan que el estado se haga cargo de las deudas de la empresa, entre liquidaciones, salarios vacacionales y despidos. El mes que viene, en tanto, se termina el seguro de desempleo que cobraban.

Si, Fripur S.A. creada de la mano de la dictadura, maltrata y explota de forma inhumana a sus trabajadoras, importa mano de obra barata de países menos favorecidos, reprime fuertemente la organización sindical, mancha las relaciones de Uruguay en materia de exportación pesquera con la Unión Europea por incumplir las normas sanitarias, poniendo en riesgo además de la economía nacional la vida de las personas, roba deliberadamente al estado uruguayo mediante préstamos que nunca devuelve con la excusa de mejorar la empresa y preservar los puestos de trabajo y después de 36 años declara el cese de actividades. Pero los únicos que pierden son los trabajadores.

El proyecto
Hay una concepción muy difundida de que la empresa, la administración privada es garantía de buena gestión y calidad, mientras que de los trabajadores organizados en torno a intereses cooperativos, siempre es mejor desconfiar. Sobre todo de su capacidad de autogestión y ni hablar si es el estado quién lo financia. Aunque nadie haya movido un dedo, para cuestionar los millones de dólares que el estado exonera al capital, siempre se está instigando a cuestionar la ayuda estatal hacia los proyectos cooperativos.

Tan arraigada se encuentra ésta concepción, que frente a la disyuntiva de elegir para administrar la planta, o bien un capital extranjero que no da garantías, o que los ex-trabajadores, con ayuda del estado, puedan sacar a flote no solamente la planta, sino la producción pesquera en su totalidad... Eligen al extranjero. Rechazando el proyecto cooperativo, vendieron en bloque la ex-FRIPUR a Cooke Aquaculture, una empresa canadiense que se presentó a los pliegos, un rato antes de que cerraran, con un esbozo de proyecto escrito en inglés y con las firmas escaneadas.

El gobierno tomó la decisión, en conocimiento de que si los trabajadores, con ayuda del Banco República co-gestionan la empresa, podrían reactivar en el corto plazo la producción, resolver la difícil situación de todos aquellos que han quedado sin trabajo, y saldar la deuda que el Estado uruguayo mantiene; al concederle la licitación a la empresa canadiense se va a reactivar la producción en el largo plazo sin obligación en retomar a los trabajadores, ni de pagar la deuda con el Banco República.

¿Y cuáles eran las posibilidades de hacerse cargo de la situación? Quienes están encargados del proyecto cooperativo, afirman que solamente con 4 millones de dólares se podría reactivar la planta. Este dinero puede extraerse de las reservas internacionales uruguayas. El proyecto cooperativo apuesta a la explotación estatal de uno de los recursos naturales más importantes que poseemos, e incluye además modificaciones a las leyes pesqueras uruguayas. Las leyes de pesca en uruguay son muy viejas, datan del 1969, año en el que se creó el Instituto Nacional de Pesca (INAPE) posteriormente transformado en la DINARA.

Asunto de todos
Este tema nos transversaliza a todos los uruguayos y es de interés nacional. Vivimos en un país en el que las tres cuartas partes del territorio es marítimo, con más de 700 KM de costa, un puerto natural y 4 artificiales. Este proyecto, de haber tenido el debido apoyo político, nos hubiera traído enormes beneficios. Hubiera abierto la cancha a la enorme cantidad de posibilidades de explotación que ofrece uno de los recursos más importantes para la vida productiva del país: la pesca. Podría haber involucrado perfectamente a la Universidad de la República, a la Facultad de Ciencias por ejemplo. Los estudiantes a biólogos marinos, podrían realizar sus prácticas pre-profesionales mientras son estudiantes. Se podría formar técnicos especializados que trabajen y aprendan en conjunto con los trabajadores. Asimismo se abre la posibilidad de diversificar la pesca: pescar más especies que merluza, corvina y pescadilla, y generar nuevos negocios: los trabajadores de la planta decían ejemplificando: “Podríamos sacar algas y vos dirás ¿para qué querríamos algas? Ah porque de las algas podemos extraer colágeno que imagínate para todo lo que se usa”. La pesca en manos del estado, podría también bajar los precios del consumo interno de productos del mar que es exorbitantemente caro. Si nos ponemos a pensar en que cualquier dieta saludable incluye pescado, lo hace una necesidad alimenticia y no un lujo. Y como si fuera poco, podría regularizarse toda la producción pesquera a nivel artesanal que existe en la costa.

La disyuntiva luego de casi 12 años de gobierno frenteamplista sigue siendo la misma: beneficiar al capital privado, extranjero o que el estado intervenga cada vez más, y dote de recursos a la los servicios públicos, fomente la mano de obra nacional y a los trabajadores organizados. Sin desconocer avances, duele ver como representantes de la izquierda como el ex y también el actual presidente de la República, “se amigan” y benefician a lacras empresariales como Máximo y Alberto Fernández, ex dueños de FRIPUR; y no mueven un dedo para resolver la situación de las mujeres trabajadoras, jefas de hogar, de los trabajadores en su conjunto que hace un año ya, esperan respuestas. Y mientras ellos esperan, los ricos se siguen llenando los bolsillos explotando otra gente, siguen sin devolver lo que robaron a los trabajadores y al estado detrás de las verjas, de sus lujosas mansiones de Carrasco. Como tantos otros, regocijándose en la impunidad que les hemos otorgado.

http://veronicapebe.blogspot.com.uy/2016/08/de-los-que-nunca-pagan-el-pato.html