EL TALÓN DE HIERRO. Jack London

"Pero vuelvo a mi acusación.  Si el poder de producción del hombre moderno es mil veces superior al del hombre de las cavernas, ¿por qué, pues, hay actualmente en los Estados Unidos quince millones de habitantes que no están alimentados ni alojados convenientemente y tres millones de niños que trabajan?  Es una grave acusación. La clase capitalista se ha hecho pasible del delito de mala administración.  En presencia de este hecho, de este doble hecho -que el hombre moderno vive más miserablemente que su antepasado salvaje, en tanto que su poder productor es mil veces superior-, no cabe otra solución que la de la mala administración de la clase capitalista, que sois malos administradores, malos amos y que vuestra mala gestión es imputable a vuestro egoísmo.  Y sobre este punto, aquí esta noche, frente a frente, no podéis responderme, del mismo modo que no puede responder vuestra clase entera al millón y medio de revolucionarios de los Estados Unidos....

    "Habéis fracasado en vuestra administración.  Habéis hecho de la civilización un tajo de carnicería.  Os habéis mostrado ávidos y ciegos.  Habéis tenido, y tenéis todavía, la audacia de levantaros en las asambleas legislativas y declarar que sería imposible obtener beneficios sin el trabajo de los niños, ¡de los nenes! ¡Oh!, no me creáis solamente por mis palabras: todo eso está escrito, registrado por y contra vosotros.  Habéis dormido vuestra conciencia con charlatanería sobre vuestro bello ideal y sobre vuestra querida moral.  Heos aquí cebados de poderío y de riqueza, borrachos de éxito.  Pues bien, tenéis contra nosotros las mismas posibilidades que los zánganos reunidos alrededor de la colmena, cuando las laboriosas abejas se lanzan para poner fin a su existencia ahita.  Habéis fracasado en la dirección de la sociedad, y esa dirección os será arrebatada.  Un millón y medio de hombres de la clase obrera se jactan de que ganarán para su causa al resto de la masa trabajadora y de quitaros el señorío del mundo.  Esa es la revolución, señores míos. ¡Detenedla si sois capaces!"

(Publicado en 1907)