La revolución de Túnez, la 'plaga' que ataca a los dictadores árabes

Mónica G. Prieto | Beirut
Elmundo.es

Actualizado jueves 27/01/2011 13:06 horas

La 'lección tunecina' ha calado rápidamente en las poblaciones árabes, ansiosas de reformas y libertad tras años gobernados por regímenes opresores. A las masivas e inéditas protestas que vive Egipto, las más importantes desde la llamada 'revuelta del pan de 1977', se suman manifestaciones en Yemen y Jordania. Mientras, en Argelia prosiguen las revueltas y prometen agravarse el próximo 9 de febrero, cuando se ha convocado una marcha multitudinaria para exigir el final del estado de emergencia.

Las protestas más graves, junto a las egipcias, se han vivido en Saná, la capital yemení, donde miles de personas se han concentrado en cuatro puntos de la ciudad para exigir la salida de su presidente, Ali Abdulá Saleh, enquistado en el poder desde hace 33 años, y pedir reformas democráticas y económicas que terminen con la pobreza en un país donde más del 40% de la población (23 millones de personas) sobrevive con euro y medio al día.

Estas movilizaciones coinciden con la liberación, por parte de las autoridades, de una larga treintena de activistas arrestados el fin de semana pasado acusados de provocar desórdenes públicos. La detención de la más prominente de ellos, la activista Towakil Karmen, responsable de la ONG Mujeres Periodistas Sin Cadenas y muy conocida en el país por su abierta oposición al régimen de Saleh y por haberse quitado el velo -obligatorio en este Estado musulmán- ante las cámaras de la televisión pública, fue un revulsivo para los jóvenes que, en lugar de atemorizarse, organizaron nuevas protestas. Las autoridades le ofrecieron liberarla el pasado lunes, pero ella se negó a salir de prisión hasta que otros 35 detenidos obtuviesen la libertad: finalmente, ayer todos fueron liberados.

Epicentro: Universidad de Saná

Este pequeño éxito parece haber animado a los manifestantes. Hoy, unas 10.000 personas según la agencia Reuters se han congregado en la Universidad de Saná y otras 6.000 en otros lugares de la ciudad ante un fuerte dispositivo policial, coreando consignas como "Basta de juegos, basta de corrupción, mirad el abismo entre pobres y ricos" o "No a un nuevo mandato, no a la transmisión por herencia del poder". Los organizadores han convocado cuatro marchas diferentes para diversificar la presencia de policías. Mientras, el Congreso Popular General, el partido en el poder, ha llamado a cuatro manifestaciones en la capital para contrarrestar el efecto de los opositores.

El presidente Ali Abdalá Saleh, reelegido en 2006 por otro mandato de siete años si bien lleva en el poder desde 1978, pretende convertirse en el jefe de Estado vitalicio: en contra de la oposición, el Parlamento discute un proyecto de ley que podría abrir la vía a una Presidencia de por vida. A su autoritarismo y las carencias de su población se suman las revelaciones de Wikileaks, como ocurrió con el presidente tunecino Ben Ali: en el caso del yemení, los cables del Departamento de Estado revelaron que permitió a Estados Unidos bombardear en su territorio presuntos objetivos de Al Qaeda atribuyéndose a su Gobierno los ataques.

Si bien algunos ven en estas protestas el germen del cambio, la directora del diario 'Yemen Times', Nadia al Sakkaf, no se mostraba optimista en declaraciones citadas por el 'Christian Science Monitor'. "No creo que Yemen esté listo [para el cambio]. Aunque estemos preparados en términos de opresión y de gente en ebullición, no hay una organización de la sociedad civil, no hay sentido de voluntarismo ni suficiente gente acudiendo a las calles".

Sin embargo, en declaraciones a Al Yazira, el profesor de la Universidad de Saná Abdulá al Faqih, sí veía posibilidades de cambio. "El problema es que, siguiendo los acontecimientos en Túnez, las demandas del pueblo yemení están aumentando. El deterioro de la situación en el país está empujando a la gente a exigir un cambio, mediante la paz o la guerra. Estamos al borde de una situación muy peligrosa y la gente no va contentarse con nada menor que la salida [del presidente Saleh]".

También Jordania

En Jordania, uno de los países más estables de Oriente Próximo, también está arraigando el modelo tunecino. Activistas organizados mediante las redes sociales y animados por grupos de oposición preparan nuevas protestas tras las vividas, hace dos semanas, en Amán y en otras localidades del reino hachemí, en las que se exigía la caída del Gobierno dirigido por Samir al Rifai y reformas económicas que alivien la crisis que padece la población.

El pasado viernes más de 4.000 personas mostraron su malestar en Amán y otras 5.000 salieron a las calles de otras ciudades. Mañana viernes, día de rezo, los Hermanos Musulmanes jordanos y su rama política, el Frente de Acción Islámica, han convocado otra manifestación contra el coste de la vida y a favor de las reformas políticas que podría atraer a muchos seguidores.

"Lo más destacable es que la confianza en el Gobierno ha alcanzado su nivel más bajo en paralelo a la crisis de Túnez, a pesar de que hace menos de un mes el mismo Gobierno ganaba una moción de confianza en el Parlamento con el voto favorable de 111 diputados de 119. Un importante político decía que esta confianza se ha transformado en una maldición popular después que los manifestantes jordanos describieran a los parlamentarios como cobardes y muertos", escribía hace unos días el canal qatarí Al Yazira en su página web.

Ayer, el monarca hachemí, el rey Abdalá, prometió promover reformas económicas y políticas que combatan la inflación y el paro. Según analistas locales, si el rey responde positiva y rápidamente a las exigencias podría desactivar las protestas y no verse afectado por las mismas.

Estos movimientos civiles, que parecen perder el miedo a las fuerzas de seguridad, han creado grandes expectativas de cambio en una región caracterizada por su inercia, promovida por el apoyo occidental a sus dictaduras y regímenes autocráticos.

"La pregunta sobre la mesa de los círculos políticos y mediáticos de las naciones árabes gira en torno a qué estado asistirá a un levantamiento similar al vivido en Túnez. Egipto, seguido de Jordania y Yemen, siempre ocuparon el primer lugar de la lista de candidatos, dado el deterioro de las condiciones de vida y las demandas populares de cambio", recordaba el diario palestino 'Al Quds al Arabi'.