Capitalismo o Socialismo III.
La lucha ideológica. También la historia nos enseña.
04/02/2011
Ruben López


“…no en aquella unión mezquina que obliga a cada pueblo a desprenderse de una parte de su confianza en cambio de una obediencia servil, sino en aquella unión que hace al interés mismo sin perjuicio de los derechos de los pueblos y de su libre y entero ejercicio.”   
”Adorador eterno de la soberanía de los pueblos, sólo me he  valido de la obediencia con que me han honrado para ordenarles que sean libres.” (José Artigas. 1814)

A riesgo de pasar por cavernícola o algo peor para los buenos pensantes de esta época, quiero sustraer del olvido, del ostracismo al que se quiere relegar a ese gran revolucionario que fuera Wladimir Ilich Ulianov.

Tomar ejemplo de sus ideas, de su método de análisis, de su compromiso, de su ética, que para algunos contemporáneos, “ya fueron”. Que tan vigente es hoy la teoría desarrollada por Marx, Engels y Lenin. Se pueden releer en nuestro artículo anterior, algunos hechos sobre la realidad de USA hoy, contadas por gente que tiene cifradas  esperanzas en el “actual sistema”.

También se lo ha querido sumergir en el olvido, pues para la clase dominante, es fundamental limar, mellar las armas del pueblo y una forma es hacer desaparecer de la memoria popular a quienes han sido sus grandes conductores.

En el artículo anterior nos preguntábamos ¿Es posible la superación del capitalismo?

Vimos que en la actual etapa, el capitalismo sólo es capaz de reproducir más riqueza por un lado, miles de millones de pobres por otro y un gran retroceso en su vida democrática.

Creemos que no sólo es posible sino necesario.

Para ello necesitamos claridad de ideas, método, confianza en las masas, ética, estrategia, organización y jefes que gocen de la confianza de la gente.

Primero, lo primero, entonces, en un momento de gran confusión, a nivel mundial, es imprescindible elevar la mira.

Los temas ideológicos pasan a un primerísimo plano. No es posible tomar las decisiones estratégicas que afectarán la vida nacional durante décadas, sobre la base de una reestructura del FA, la coyuntura económica, la redistribución del ingreso con más o menos impuestos. Todos temas importantes y que habrá que resolver.

El ex presidente Vázquez dice:

El siglo XX ya pasó, y estamos en un nuevo siglo, una nueva realidad que hay que estudiar y definirla desde el punto de vista ideológico. Creo que se debe dar esa discusión en el Frente. Yo respeto enormemente el pensamiento de los compañeros del Partido Comunista y su posición ya conocida, que es muy definida y muy honesta, pero creo que la realidad nos va a obligar a discutir si realmente la aplicación de esa concepción ideológica se adapta a la realidad de nuestros días"

"Más allá del proyecto político, del programa y del candidato común, hay distintos enfoques. Y eso genera un ambiente muy fermental en el seno del Frente Amplio que lleva a discusiones, análisis, a veces tediosos, difíciles, a veces más ágiles, que generan conflictos y tensiones que hasta el momento el Frente Amplio con mucha inteligencia y en favor del elemento fundamental que es la unidad, ha superado cada una de las instancias, aun las más difíciles. Y esto es lo que creo que está pasando en este momento, donde sin dudas la fuerza debe transitar una etapa de actualización ideológica, un período de actualización programática, y sin dudas debemos esperar que abiertamente, con transparencia para la ciudadanía, existan discusiones en este terreno."([1])

Veamos: “nueva realidad”, ¿en que consiste, qué cambió?. El capitalismo, sistema dominante ¿se atenuó?, ¿o se intensificaron sus rasgos más degradantes? En su fase imperialista: ¿hay menos concentración de la riqueza, hay menos pobreza y exclusión social en el mundo?, estos sectores siempre relegados, ¿cuentan con más posibilidades hoy?

¿Se han ampliado los mecanismos democráticos en el mundo?

Esa oligarquía financiera, además de concentrar riqueza, poder político, aumentar la desigualdad y minar la democracia, también monopoliza los medios de comunicación e información. Que, aparte de idiotizar e impedir el pensamiento crítico, le proporciona inmensas ganancias.

Definir la nueva realidad “desde el punto de vista ideológico”. Bien, estudiar la realidad para transformarla, desde el punto de vista de las clases subalternas, desde las grandes mayorías para que éstas sean capaces de desplazar a la clase dominante.

“Actualización ideológica y programática”. Si, es imprescindible estar siempre alerta para establecer que está cambiando en el mundo, en la región, en el país. La crisis mundial que vivimos, por ejemplo, está produciendo una concentración de la riqueza jamás vista antes, denunciada por quienes pertenecieron y pertenecen, a los círculos dominantes, pero que ven un gran peligro en esta crisis financiera, que vuelve más ricos a los ricos.

El Frente Amplio resolvió en su  V Congreso extraordinario Zelmar Michelini:

“El Estado es el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clases. El Estado debe ser controlador, generador, impulsor, e inversionista de la economía. Así como regulador de la actividad privada a través por ejemplo de créditos al pequeño y mediano productor y comerciante cuyos fines acompañen el país productivo con justicia social. De lo que se trata entonces es de construir un Estado de nuevo tipo, al servicio de otro bloque de poder y de otro modo de producción.

Existe una profundización de los aspectos más negativos del sistema capitalista, algunos rasgos hemos detallado en artículo anterior, que saltan a la vista en la actual crisis.

Hay definiciones del V Congreso del FA, que anunciaban esa realidad, planteando la necesidad de estar al “servicio de un nuevo bloque de poder”, “de otro modo de producción”.

Por allí debe encaminarse el debate ideológico, que es imposible rehuir, mediatizar, pues se cuela por todos los poros de la política nacional. De ahí la apelación al texto de Massera, en su militante homenaje a Lenin, que nos da la oportunidad de exponerlos, a los dos, a la crítica y al juicio de los contemporáneos. Y, quizás aprender.

Nos será de mucha utilidad, si seguimos su sano consejo: “el marxismo no es un dogma, es una guía para la acción”. Pensar y analizar con cabeza propia, ubicándonos en el momento que fuera escrito, 1985, recién derrotada la dictadura, antes de la debacle del campo socialista, más la riquísima historia de los últimos 25 años.

La importancia de la lucha ideológica

Al imperialismo  “le es preciso mellar el filo ideológico, confundir las ideas, atraer con falsos señuelos y perspectivas el pensamiento social de grandes masas.

El centro mismo del blanco de todos los disparos es por ello, no casualmente, el marxismo-leninismo y, más específicamente los aportes creadores de Lenin. Por eso también para nosotros, el campo de la teoría de la ideología, es una parte fundamental, insoslayable, de nuestra actividad, de nuestra lucha.”

Cómo no se debe llevar a cabo la polémica ideológica

“¿Cómo debe conducirse la polémica teórica, el análisis y la elaboración de los temas ideológicos? Permítaseme que empiece por decir cómo, a mi juicio, no se debe hacer esto, y que para ello utilice una comparación que puede parecer estrafalaria pero que pienso que es apropiada. Hace varias décadas, la medicina tenía todavía, en muchas ramas, un carácter muy empírico; por suerte para ellos, los jóvenes que forman la mayor parte del público que me escucha no conocieron aquellos tiempos. Un ciudadano cualquiera, por ejemplo, tenía fuertes accesos de tos. Entonces el galeno le recetaba un jarabe como el que va a continuación (la receta es auténtica, no la inventé yo):

10 cc. de Tintura de Ipecacuana

10 cc. de Tintura de Opio

Bálsamo de Tolú, cantidad suficiente para 100 cc.

No alcanza con verla escrita en el papel: hay que imaginarse al viejo farmacéutico de entonces, en lo recóndito de su afamada "botica", cuyas paredes estaban recubiertas de anaqueles con grandes y vistosos bocales de vidrio y vasijas de loza blanca con historiadas volutas doradas y azul marino, cada uno con su rótulo escrito en latín, con muchas abreviaturas que lo hacían aún más indescifrable para el vulgo y contribuían al científico misterio del ambiente. El profesional, receta en mano, tomaba de ellos las cantidades apropiadas de cada ingrediente, revolvía bien y entregaba al cliente un frasco con la pócima. Por supuesto, la tos no se curaba; en el mejor de los casos, el licor era agradable y hasta aliviaba un poco los padecimientos.

Pues bien, mucha gente piensa que con procedimientos análogos pueden elaborarse teorías sociales. Pero, en materias ideológicas o teóricas, mucho más que en la vieja medicina, esos métodos no sirven para nada. Cualquiera puede tener algún recuerdo, quizás mal asimilado e impreciso, de cosas que dijo Carlos Marx; agregarle una fuerte dosis de ideología demócrata-burguesa, si es posible de aspecto europeo moderno; edulcorar con una buena porción de concepciones del viejo y obtuso reformismo decimonónico; diluir todo suficientemente con agua del Atlántico Norte; revolver bien y ofrecerlo al público en un envase con un letrero en que, sin falta, figure la palabra socialismo, que se ha hecho popular -¡hasta Hitler la usaba!-, las sagradas palabras democracia y libertad, algo de europeísmo, para evitar confusiones. Ya estará pronto un producto que, según las dosis utilizadas de cada ingrediente y la mayor o menor habilidad del fabricante, podrá llamarse eurocomunismo o socialdemocracia o algo por el estilo, y que podrá ser adquirido por clientes más o menos crédulos. Pero, así como nuestro jarabe era incapaz de curar la tos, tampoco estas combinaciones eclécticas y sin principios pueden resolver los problemas sociales y políticos, sanear las críticas situaciones por que atraviesa cada país y el mundo y que tantas penurias vuelcan sobre millones de trabajadores, de jóvenes, mujeres, hombres de la cultura.

Aunque, en rigor, debiera ser innecesario, me veo obligado a hacer algunas aclaraciones. Es posible que haya quienes se sientan heridos por el tono de lo que acabamos de decir. Pero es que estamos hablando de corrientes teóricas, ideológicas, y en ese terreno hay que ser tajantemente claro. Ello no debe obstaculizar, entorpecer, mucho menos impedir la unidad con movimientos y personas que sustentan los puntos de vista que criticamos, unidad en torno a objetivos que han sido y seguirán siendo comunes, por lo menos en determinados períodos. Es más: la propia amplitud y profundidad de las luchas sociales y políticas que enfrentan al imperialismo y a la oligarquía, determinan, por una parte, la necesidad de alianzas muy extendidas para derrotar a aquellos enemigos, por otro lado, esa misma extensión trae al movimiento puntos de vista inmaduros o-erróneos, que deben ser esclarecidos y combatidos para que no entorpezcan las etapas ulteriores del proceso revolucionario.” ([2]) José Luis Massera

Creo que la larga cita se justifica, es una buena guía para el gran debate planteado, un buen  método para separar la paja del trigo. Discutir en profundidad sin afectar la unidad. No esconder la diferencias, hacerlas más transparentes.

El objetivo final de esta lucha es ganar a las grandes mayorías para los profundos cambios, de solidaridad y justicia social por más democracia y libertad. Dejar atrás el sistema injusto, anacrónico, de exaltación del individualismo más feroz, de la concentración de la riqueza y el poder, de mayor desigualdad y por ello en desmedro de la libertad y negación de la democracia.

Se dirime en el seno de la más amplias masas, incorporadas a las lucha y al debate para definir en que dirección van esos grandes cambios. A la luz de la propia experiencia de  esas masas en la lucha concreta, con palabras de Lenin: “... a condición de que las masas más extensas se convenzan de ello por experiencia propia.”




[1] - Tabaré Vazquez. Búsqueda 30/12/2010

[2] - José Luis Massera.  Homenaje a Lenin. Junio de 1985.