14/12/2011
Los bancos europeos
Dice Ignacio Ramonet:
“Estos establecimientos, por lo demás, consiguen fácilmente dinero del Banco Central Europeo al 1,25% de interés, y se lo prestan a países como, por ejemplo, España o Italia, al 6,5%... De ahí la importancia desmesurada y escandalosa de las tres grandes agencias de calificación (Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s) pues de la nota de confianza que atribuyen a un país depende el tipo de interés que pagará éste por obtener un crédito de los mercados.
Como es obvio que todo plan de austeridad, de recortes y ajustes en el seno de la zona euro se traducirá en una caída del índice de crecimiento, las agencias de calificación se basan en ello para degradar la nota del país. Consecuencia: éste deberá dedicar más dinero al pago de su deuda. Dinero que tendrá que obtener recortando aún más sus presupuestos. Con lo cual la actividad económica se reducirá inevitablemente así como las perspectivas de crecimiento. Y entonces, de nuevo, las agencias degradarán su nota...
De ese modo los mercados han obtenido lo que querían: que sus propios representantes accedan directamente al poder sin tener que someterse a elecciones. Tanto Lucas Papademos, primer ministro de Grecia, como Mario Monti, Presidente del Consejo de Italia, son banqueros. Los dos, de una manera u otra, han trabajado para el banco estadounidense Goldman Sachs, especializado en colocar hombres suyos en los puestos de poder . Ambos son asimismo miembros de la Comisión Trilateral.
Estos tecnócratas deberán imponer, cueste lo que cueste socialmente, en el marco de una “democracia limitada”, las medidas (más privatizaciones, más recortes, más sacrificios) que los mercados exigen. Y que algunos dirigentes políticos no se han atrevido a tomar por temor a la impopularidad que ello supone.
..Estado de bienestar. Los mercados ya no lo toleran y lo quieren demoler. Esa es la misión estratégica de los tecnócratas que acceden a las riendas del gobierno merced a una nueva forma de toma de poder: el golpe de Estado financiero. Presentado además como compatible con la democracia...
Es poco probable que los tecnócratas de esta “era post-política” consigan resolver la crisis (si su solución fuese técnica, ya se habría resuelto). ¿Qué pasará cuando los ciudadanos europeos constaten que sus sacrificios son vanos y que la recesión se prolonga? ¿Qué niveles de violencia alcanzará la protesta? ¿Cómo se mantendrá el orden en la economía, en las mentes y en las calles?
¿Se establecerá una triple alianza entre el poder económico, el poder mediático y el poder militar? ¿Se convertirán las democracias europeas en “democracias autoritarias”?”
Hasta aquí un extracto del esclarecedor artículo de Ignacio Ramonet
Dentro de la lógica del capitalismo y que la ideología dominante nos plantea aceptar como una ley natural e inmutable, es que el empresario lucha por obtener una máxima ganancia y el trabajador por un mejor salario. Así es el mundo y así seguirá siendo. No es una elección que ha hecho la sociedad, no es un imposición de los propietarios de la riqueza.
Los gobiernos desarrollan una política económica que privilegia la fijación de un escenario, para que los actores, de acuerdo a sus fuerzas desarrollen su actividad bajo reglas claras, objetivas, previsibles. Se favorecen las inversiones, como forma de crear fuentes de trabajo, mejores salarios, de mayor calidad, y vendrán los los sectores privados nacionales y extranjeros -pues son los que tienen capital y conocimientos-.
Por otro lado se trata de fijar normas que permitan a los trabajadores defender sus ingresos y sus condiciones de trabajo.
Fue lo que hicieron los gobiernos socialistas de Grecia, Portugal, España o la Italia de Berlusconi.
¿Se piensa que los capitalistas en Europa son malos y por aquí se vuelven buenos?
Sólo debemos mirar nuestra historia, unos cuantos años atrás, la disputa por el excedente en la postrada economía de lo años 60, que llevó a la represión, al autoritarismo y a la dictadura fascista.
Ya le había pasado a Europa en las décadas del 20 y 30 del siglo pasado.
La tendencia a la concentración de la riqueza que se produce en la sociedad capitalista y la insensibilidad de quienes son portadores de esa riqueza, lleva al mundo al despeñadero, como lo anota con rigurosidad Ramonet en el artículo citado.
Investment Grade y desarrollo económico
La persecución del Investiment Grade -de la calificadoras-, o la satisfacción por el crecimiento, las inversiones y algunos avances sociales, que no dejan de ser importantes, por supuesto, por lo que significan en mejoras de la calidad de vida de los ciudadanos.
Pero ello no debe ocultar que al final del camino, para que sea sustentable ese desarrollo, debe asentarse en una distribución de la riqueza que asegure la participación de las mayorías nacionales en la propiedad de las principales fuentes para la producción de bienes, necesarios para satisfacer las necesidades de esas grandes mayoría.
Y que no quedarán en las pocas manos, de unos pocos ricos y omnipotentes capitales, manejados por técnicos, que seguirán afirmando que persiguen el beneficio de la humanidad, pero que seguirán con la infame concentración -incluso con el manejo de los fondos de pensión, con los ahorros, de los propios trabajadores y de la mayoría de excluidos-.
La responsabilidad del Partido político, de sus dirigentes, de sus militantes
Advertir esto, hoy es esencial, de lo contrario en esta lucha por la sobrevivencia, estaremos reuniendo las municiones y el arsenal del pueblo, en territorio enemigo, dejando todo el excedente, el trabajo acumulado, la riqueza creada, por generaciones enteras. Pues si la acumulación de riqueza sigue cada vez en menos manos, cuando queramos reclamar nuestros derechos, una mejor distribución, ese enemigo tendrá todas las armas y las municiones.
En este caso la riqueza concentrada, podrá establecer la “triple alianza entre el poder económico, el poder mediático y el poder militar”, para nuevamente someter a los sectores populares.