20/03/2012

Sobre la participación, la democracia y la representación.

Que es lo “democrático”; las decisiones de la militancia, de lo adherentes, del “pueblo” o la masa frenteamplista o de todos los ciudadanos, Redes virtuales o Comité de Base o Asambleas. Los dirigentes; más o menos viejos o mujeres o jóvenes.

Recurriremos a Gramsci, que reflexiona sobre estos temas:

“Uno de los lugares comunes más triviales que se van repitiendo contra el sistema electivo de formación de los órganos estatales sostiene que "en él es ley suprema el número" y que las "opiniones de un imbécil cualquiera que sepa escribir (y hasta de un analfabeto en algunos países) valen, a los efectos de determinar el curso político del Estado, exactamente igual que las del que dedica sus fuerzas mejores al Estado y a la nación", etc.” (Toma la opinión de un fascista).

 “Pero el hecho es que no es en modo alguno verdad que el número sea "ley suprema", ni que el peso de la opinión de cualquier elector sea "exactamente igual". También en este caso los números son un simple valor instrumental, que dan una medida y una relación: nada más. ¿Qué es, por otra parte, lo que se mide? Se mide precisamente la eficacia y la capacidad de expansión y de persuasión de las opiniones de pocos, de las minorías activas, de las élites, de las vanguardias, etc., o sea, su racionalidad o historicidad funcional concreta. Eso quiere decir que no es verdad que el peso de las opiniones de los individuos sea "exactamente" igual.

Las ideas y las opiniones no "nacen" espontáneamente en el cerebro de cada individuo: han tenido un centro de formación, de irradiación, de difusión, de persuasión, un grupo de hombres o incluso una individualidad singular que las ha elaborado y las ha presentado en la forma política de actualidad.” (El número y la cualidad en los regímenes representativos. AG)

El elemento decisivo es la fuerza política, la organización, la unidad, la conciencia. (Voluntad y “ardor combativo”).

En otro lugar nos da más elementos, cuando analiza la correlación de fuerzas:

Después de relativizar “la cuestión económica como causa de nuevas realidades históricas”

“Puede excluirse que las crisis económicas inmediatas produzcan por sí mismas acontecimientos fundamentales; sólo pueden crear un terreno más favorable para la difusión de ciertos modos de pensar, de plantear y de resolver las cuestiones que afectan a todo el desarrollo ulterior de la vida estatal.”

Señala:
“Pero la observación más importante que hay que hacer a propósito de todo análisis concreto de las correlaciones de fuerzas es la siguiente: que esos análisis no pueden ni deben ser fines de sí mismos (a menos que se esté escribiendo un capítulo de historia pasada), sino que sólo cobran significación si sirven para justificar una actividad práctica, una iniciativa de la voluntad. Los análisis muestran cuáles son los puntos de menor resistencia a los que pueden aplicarse con más fruto las fuerzas de la voluntad, sugieren las operaciones tácticas inmediatas, indican cómo se puede plantear mejor una campaña de agitación política, qué lenguaje será mejor comprendido por las muchedumbres, etcétera. El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanentemente organizada y predispuesta desde mucho tiempo antes, la cual puede ser lanzada hacia adelante cuando se juzga que una situación es favorable (y será favorable sólo en la medida en que exista una fuerza así y esté llena de ardor combativo); por eso la tarea esencial consiste en curarse sistemática y pacientemente de formar, desarrollar, homogeneizar cada vez más y hacer cada vez más compacta y consciente de sí misma a esa fuerza.”

Pero antes nos advertía los peligros cuando flaquea la “Voluntad” o falta la “Capacidad”:

“Si ese proceso de desarrollo se detiene en un determinado momento (y se trata esencialmente de un proceso que tiene por actores a los hombres, a la voluntad y la capacidad de los hombres), la situación dada es inactiva y pueden producirse conclusiones contradictorias: la vieja sociedad resiste y se asegura un período de "respiro", exterminando físicamente a la élite adversaria y aterrorizando a las masas de reserva” (Análisis de las situaciones. Correlaciones de fuerzas. Antonio Gramsci)

Y esta última frase, nos trae muy fuertes recuerdos sobre nuestro pasado reciente, pero no olvidar los “respiros” que significaron Hitler y Mussolini, Pinochet, las continuas intervenciones “solidarias” yanquis a través de la historia y en el presente, más un largo etc.

¡Cuanto ha cambiado el mundo! ¡Y el Uruguay!

¿Quizás sean demasiado antiguos, pasados de moda estos escritos de hace 80 años?
¿En sus bases fundamentales, cuanto ha cambiado el mundo?
Eso de aplicar a la política una terminología de guerra, ¿es cosa del pasado salvaje de nuestra civilización?.
¿Es que ya no existen las clases sociales?
Alguien -dentro de la izquierda- ¿se atreve a afirmarlo?

Nuestra actual situación de crecimiento económico reciente, ¿nos hizo olvidar el pasado?.

Primero, la situación “económica” de hoy es peor en términos absolutos y relativos a la que vivía la mayoría de la población uruguaya en la década de 1960.

Segundo, la ola de protestas, rebeldía, de aquellos revolucionarios años, donde un sector de la izquierda incluso tomó las armas para cambiar de raíz aquella injusta situación, cuando no se daban ni las diferencias sociales, ni la miseria y exclusión, ni la riqueza exuberante de unos pocos, actualmente.

Tercero, al contrario de hoy, desde mitad de los 50, se dio un período de estancamiento en América Latina; mientras el norte recuperado de la guerra vivía un período de expansión -que se extendería hasta mediados de los 70-, el aumento en los precios de los productos manufacturados y la caída de las materias primas (se ejemplificaba en que se necesitaban más vacas para comprar un tractor) trajo su esplendor y nuestra ruina.

Cuarto, ¿en que marco se da ese proceso de lucha popular, de avance en la conciencia de nuestro pueblo? Porque en forma sistemática, caen los salarios, las jubilaciones, los beneficios y en muchos casos la ruina de pequeños comerciantes y productores de la ciudad y el campo. Mientras, la oligarquía pelea por mantener su tasa de ganancia, que también arruina a muchos empresarios medianos y grandes, lo que agudiza la acumulación de riqueza.

Quinto, En ese cuadro del Uruguay de los 50 y 60 hubo “un análisis concreto de la correlación de fuerzas” y sirvieron “para justificar una actividad práctica, una iniciativa de la voluntad”, se tuvo claro que “El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanentemente organizada”. Conciente y pacientemente se bregó por la unidad de la Clase Obrera y de la izquierda, siguiendo “la guía para la acción”, las ideas de Marx y Lenin que hoy confrontamos con las de Gramsci, escritas en las lúgubres cárceles del fascismo italiano, que confirman plenamente la historia y el presente gobierno del FA.

Entonces, el mundo ha cambiado, en realidad todo está siempre en eterno movimiento, afirmar lo contrario, aparte de reaccionario, hoy es absurdo.

Si que ha cambiado, pero sólo para profundizar sus contradicciones, la desigualdad, la explotación, exacerbar la riqueza y la pobreza, elevando a un grado superlativo la acumulación en menos manos, el poder financiero, político, militar, de manejo de los medios de comunicación e información, del conocimiento científico y técnico, concentrado, como nunca en la historia de la humanidad; tras la frívola y demente lujuria de una plutocracia mundial que sólo sabe pensar en su “tasa de Ganancia” y en seguir acumulando riqueza y poder, como un fin en sí mismo. (Quisiera saber para que necesita una persona 50,000 millones de dólares).

Y nos hablan de actualización ideológica, de los atrasados figurines de quienes piensan que el Estado nos va a salvar, cuando quedó demostrada su inutilidad con la implosión de la URSS y el fracaso del socialismo.

Yo les recuerdo, que el modo de producción capitalista ya tiene quinientos años -por lo menos desde que se desarrolla la sociedad mercantil basada en la propiedad privada, y esta en sí tiene varios milenios-, en ese tiempo el mundo a logrado enormes avances en sus fuerzas productivas, en ciencia y tecnología, en su capacidad para dominar la naturaleza, etc. pero:

Marx caracteriza en los célebres términos siguientes la "tendencia histórica de la acumulación capitalista": "La expropiación de los productores directos se lleva a cabo con el más despiadado vandalismo y con el acicate de las pasiones más infames, más ruines y más mezquinas y odiosas. La propiedad privada, ganada con el trabajo personal" (del campesino y del artesano) "y que el individuo libre ha creado identificándose en cierto modo con los instrumentos y las condiciones de su trabajo, cede el sitio a la propiedad privada capitalista, que descansa en la explotación del trabajo ajeno y que no tiene más que una apariencia de libertad... Ahora no se trata ya de expropiar al obrero que explota él mismo su hacienda, sino al capitalista, que explota a muchos obreros. Esa expropiación se opera por el juego de las leyes inmanentes de la propia producción capitalista, por la centralización de capitales. Un capitalista mata a muchos otros. Y a la par con esta centralización o expropiación de muchos capitalistas por unos cuantos, se desarrolla, en escala cada vez mayor y más amplia, la forma cooperativa del proceso del trabajo, se desarrolla la aplicación consciente de la ciencia a la técnica, la explotación sistemática del suelo, la transformación de los medios de trabajo en unos medios que no pueden utilizarse mas que en común, las economías de todos los medios de producción mediante su utilización como medios de producción de un trabajo social combinado, la incorporación de todos los pueblos a la red del mercado mundial, y, junto a ello, el carácter internacional del régimen capitalista. A medida que disminuye constantemente el número de los magnates del capital, que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este proceso de transformación, aumenta en su conjunto la miseria, la opresión, la esclavitud, la degeneración, la explotación; pero también aumenta, al propio tiempo, la rebeldía de la clase obrera, que es instruida, unida y organizada por el mecanismo del propio proceso de producción capitalista. El monopolio de capital se convierte en grillete del modo de producción que se había desarrollado con él y gracias a él. La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista, que termina por estallar. Suena la última hora de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados" (El Capital, t. I)(26).

¿Acaso esto fue escrito ayer?, o realmente hace 150 años.
Lamento la extensión de la cita, pero no hay forma de describir mejor lo que sucede.
¿Era Marx un profeta?, ¿Lo tomamos como las sagradas escrituras? ¿Seremos dogmáticos, irracionales, repetidores de citas?
O era Marx un verdadero científico, apegado a la realidad, y de veras trató de enseñarnos a pensar con cabeza propia y que su método, la filosofía de la praxis -como le gustaba decir a Gramsci- no debía ser una doctrina sino “una guía para la acción?

La crisis brutal económica, financiera, social pero más aún la que afecta los valores más preciados del ser humano, de la justicia, la solidaridad, la libertad, el derecho a una vida digna, que hoy sería posible, si los grandes avances de la civilización, que son fruto del esfuerzo de “toda la humanidad”, no de los propietarios actuales de la riqueza, se utilizara para satisfacer las necesidades humanas.

150 años después de los escritos de Marx o 80 después de Gramsci, el mundo es muy distinto, pero el sistema capitalista mantiene sus rasgos esenciales y peor aún, en su decadente etapa actual, se han acentuado sus peores aspectos. Veamos una reseña del presente, de diciembre de 2011.

“La crisis económica mundial, lejos de aminorar durante 2011, se incrementó en casi todas las naciones capitalistas desarrolladas, lo que ha llevado al mundo a padecer, según indican los analistas, una depresión mayor a la ocurrida en la década de 1930 del siglo pasado.

Y es que los efectos de la crisis económica, financiera, inmobiliaria, alimenticia y climática que comenzó por Estados Unidos a partir de 2008, se extendió con fuerza de tsunami por diferentes regiones del orbe y hasta el momento no se ven indicios de mejoría.

Estados Unidos no sale del hueco

Las personas carentes de seguros médicos sobrepasan los 50 millones, el desempleo que según la cifra oficial es de 9,2 %, se sitúa en 17% si se combina con el subempleo, mientras unos 8,2 millones de núcleos familiares están en juicios hipotecarios al borde de perder sus viviendas.

La pobreza infantil se elevó al 20%, mayoritariamente entre negros y latinos debido a que en estos años de crisis económica estos sectores han sido los más afectados por el desempleo.

Debacle en la Unión Europea y zona euro

Con el estancamiento de la economía dentro de la Unión Europea en su conjunto, que solo tendrá un crecimiento en 2011 de 0,3 %, con enormes endeudamientos fiscales, los gobiernos han optado por aplicar extremas políticas de austeridad social que han provocado mayor desempleo, caída del consumo interno, elevación de la pobreza y estancamiento de las inversiones extranjeras.

Todos se preparan para un período prolongado de estancamiento en toda la Unión, con mayores dificultades para los 16 integrados en la Zona Euro.

Aumentan las diferencias entre ricos y pobres

En el caso de Italia, Japón, Corea del Sur y Reino Unido esta diferencia es de 10 a 1, mientras que en Israel, Turquía y Estados Unidos es de 14 a 1. En Chile y México supera la cifra de 25 veces a 1, y en Brasil es de 50 a 1.

La enorme globalización de la economía mundial impuesta en las últimas décadas por los países desarrollados y que demanda en primer lugar la privatización indiscriminada en todos los sectores, ha hecho crecer el número de personas pobres y a la par el núcleo de millonarios en el mundo.” (2011: declive de los modelos económicos neoliberales Hedelberto López Blanch)

La discusión, el estudio de la realidad son pasos imprescindibles, la interpretación de esa realidad. Pero lo “revolucionario” -aunque hoy sea palabra mal vista- es la modificación, la transformación de esa realidad, utilizando todas las herramientas que la humanidad ha construido -con esfuerzo titánico- en aras de satisfacer las necesidades de las grandes mayoría.

Ello hace necesario unidad, organización, educación, la voluntad y la pasión de multitudes.


Retomando el pensamiento de Gramsci:

“El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanentemente organizada y predispuesta desde mucho tiempo antes”