23/05/2012
Ruben López

Capitalismo o Socialismo

Lo que sí quiero que quede claro es que vamos a confrontar ideas dentro de un modelo que es el capitalista. Podré soñar con el socialismo, pero al menos la discusión la vamos a dar en el marco de un modelo de desarrollo capitalista. En eso hay que sincerarse.” (De los Santos La Diaria”)

Rafael Michelini: “Sostuvo que la fuerza política "nunca fue socialista, fue una herramienta política de paz frente a otros caminos que no eran de paz". "Fue pensado en base a ese ideal de igualdad que todos los hombres y mujeres de izquierda llevamos adentro", expresó.” (UyPress 18/05/2012)

Hay un conjunto de compañeros que viene insistiendo con la idea: queremos algo mejor, pero esto es lo que hay, en estas frases que reproducimos se revela la dificultad de ver los procesos en movimiento, la complejo del momento; estamos en el marco del capitalismo -del cual es imposible salir-, pero además nunca fuimos socialistas. Nos queda como consuelo “soñar” y pensar en “ese ideal de igualdad”.

Mirar hacia lo que queremos construir

Lo fundamental es encontrar caminos de aproximación para los cambios, no el conformismo, contemplar una situación, esperar un futuro venturoso, ¿que llegará por si sólo?

¿Dejamos de lado y borramos cuarenta años de prédica del FA? Olvidamos casi doscientos años, donde la izquierda ya ha descubierto que la lucha por reivindicaciones dentro del sistema, sólo trae alivios momentáneos, que sólo la transferencia de la riqueza a sus verdaderos creadores pondrá fin a la injusticia.

El hecho de que el FA no se haya declarado socialista no impide que aquellos que si lo sienten luchen por ello y menos aún que se utilice ese argumento para dejar de lado sus postulados antioligárquicos y antimperialistas.

 

Con el argumento de que no se puede hacer lo más, se quiere impedir el derecho a pelear por lo menos: el programa democrático y avanzado en favor de los sectores populares -el 90% de la población- y limitar el poder económico, político e ideológico de los sectores oligárquicos.

Los hechos demuestran como se concentra cada vez más la riqueza y se fortalecen los sectores más reaccionarios a nivel mundial.

Se dificulta la pelea por el programa actual del FA y por su profundización, se relega el programa histórico de la izquierda, la tarea histórica de esta fuerza política, nacida al calor de las luchas obreras y populares de 1950 y 60, que es enterrar para siempre la injusticia, como lo decía claramente el Gral. Seregni el 26 de marzo de 1971:

“…La línea divisoria no corre más entre lemas o tradiciones partidarias, sino entre quienes quieren mantener un sistema de violencia, oligárquico y antipopular, y quienes desean los cambios de estructuras ya caducas, para poder alcanzar la liberación nacional, la verdadera democracia, la justicia social. La línea divisoria está trazada hoy entre la oligarquía y el pueblo”.(Seregni 26 de marzo de 1971.).

El liberalismo económico y el Estado

En un análisis profundo, tomando las enseñanzas de Gramsci, vemos como en el campo de la teoría y la practica, esos planteos de los compañeros no son nuevos, sino que repiten viejos errores.

Aquí plantea lo que algunos analistas ven como novedoso en la actual crisis capitalista, la mentira que significa la oposición entre liberalismo económico y el Estado, siendo en realidad una política de los liberales para utilizar al estado en favor de sus intereses.

Así se afirma que la actividad económica es propia de la sociedad civil, y que el Estado no tiene que intervenir en su regulación. Pero como en la realidad de hecho la sociedad civil y el Estado se identifican, hay que concluir que el mismo librecambismo es una "reglamentación" de carácter estatal, introducida y mantenida por vía legislativa y coactiva: es un hecho de voluntad consciente de sus propios fines, y no expresión espontánea automática del hecho económico. Por tanto, el liberalismo económico es un programa político destinado a cambiar, en la medida en que triunfa, el personal dirigente de un Estado y el programa económico del Estado mismo, o sea, a cambiar la distribución de la renta nacional.” (Algunos aspectos teóricos y prácticos del "economicismo". Antonio Gramsci)

La habilidad del discurso dominante transmite e impone la idea de la ineficiencia del Estado, que termina en burocracia y corrupción. Cosa que no sucedería con “la propiedad privada, modelo de gestión”, siempre eficiente gracias al “mercado” que actúa como regulador.

Así, los gobiernos progresistas renuncian a la única fuerza capaz de hacer frente al Gran Capital -como lo demuestran las empresas públicas en Uruguay- pues la pequeña y mediana empresa -individual o cooperativa- nada puede frente a la oligarquía mundial del dinero, como lo estamos viendo hoy. Ni lo estados más grandes de Europa, ni EUA han podido doblegar ese inmenso poder, que bien mirado, los Estados cumplen su papel de gendarmes del Gran Capital.

Bregar en forma consciente por la transformación del grupo subalterno en grupo dominante

Y, el siguiente texto nos advierte de un gran error estratégico, en momento tan propicio para avanzar en la acumulación de fuerzas. El problema no está en si es momento de socialismo o no, que también habrá que discutir, sino en la tarea fundamental de cualquier partido político; la conquista de las grandes masas para el proceso de cambios, a promover la movilización y la experiencia en la lucha, a fortalecer el bloque social alternativo-que reiteramos no baja de un 90% de la población-. Y estamos cayendo en ello:

Distinto es el caso del sindicalismo teórico en la medida en que se refiere a un grupo subalterno, al cual se impide con esta teoría que llegue a ser jamás dominante, que se desarrolle más allá de la fase económico-corporativa para alzarse a la fase de hegemonía ético-política en la sociedad civil y de dominio en el Estado. Por lo que hace al librecambismo, se tiene el caso de una fracción del grupo dirigente que quiere reformar la legislación comercial y sólo indirectamente la industrial ...: se trata de una rotación de los partidos dirigentes en el gobierno, no de la fundación y organización de una nueva sociedad política, y aún menos de un nuevo tipo de sociedad civil. En el movimiento del sindicalismo teórico la cuestión se presenta con más complejidad; es innegable que en él la independencia y la autonomía del grupo subalterno, que se pretende expresar, se sacrifican, en cambio, a la hegemonía intelectual del grupo dominante, porque precisamente el sindicalismo teórico no es sino un aspecto del liberalismo económico, justificado con algunas afirmaciones mutiladas y, por tanto, trivializadas, de la filosofía de la práctica. ¿Por qué y cómo se produce ese sacrificio? Se excluye la transformación del grupo subordinado en grupo dominante ya porque el problema no se plantea siquiera (fabianismo, De Man, una parte considerable del laborismo), ya porque se presenta en formas incongruentes e ineficaces (tendencias socialdemócratas en general), ya porque se afirma el salto inmediato desde el régimen de los grupos hasta el de la perfecta igualdad y de la economía sindical.” (Algunos aspectos teóricos y prácticos del "economicismo". Antonio Gramsci)

Queda claro que esa estrategia abandona sin lucha la disputa por la hegemonía, que se cede a la clase dominante. En lo económico, las políticas favorecen la acumulación del Gran Capital, a una retracción del Estado y la sociedad.

Combatir las ideas del abstencionismo, la negación de la política, de la participación.

En lo político y en lo ideológico esa opción sobre la base material, determina la inexistencia de un programa, estrategia y un proyecto de país alternativo, capaz de movilizar y fortalecer el bloque de los cambios y la disputa por la hegemonía cultural y etico-política.

Esta situación, de mantenerse, continuará debilitando a la izquierda, dilapidando el generoso tiempo dado por la situación económica internacional, para fortalecer la economía social en manos de los trabajadores y el pueblo, y en lo ideológico, el haber quedado prisioneros del discurso de la derecha en torno al estado, en torno a la propiedad, en torno a la participación política.

Lleva a una profunda confusión en la militancia, los trabajadores, la ciudadanía toda, donde ganan terreno el abstencionismo, la negación de la organización, las tendencias al individualismo, a la salida personal.

Tan es así que incluso en el FA y en las organizaciones sindicales, no pocas veces se ve la participación, no como una construcción colectiva, sino como un proyecto personal. Aquellos que se han ido retirando o que directamente nunca han estado, tienen la comprobación de que “son todos iguales”, no vale la pena participar para hacerle el caldo gordo a unos pocos.

Conclusión, cada vez quedan más espacios para los que quieren “hacer carrera” y menos espacio para la necesaria participación en la vida política y pública, de masas, militantes, cuadros, adherentes o votantes, junto a la imprescindible formación de ciudadanos comprometidos, para que puedan realizarse la justicia, la libertad y la democracia.

En el artículo anterior viendo la importancia que la Gestión y el Control, han tomado en la lucha ideológica; la intención de invalidar a la sociedad y al Estado como administradores, con el claro objetivo de fijar la idea de la imposibilidad de cambiar el statu quo, donde rigen como algo natural la propiedad privada y el mercado, nos pareció necesario polemizar con planteos rumbo las internas del FA del 27 de mayo.

Articulos anteriores
Consideraciones para una acción común en el FA -1
Consideraciones para una acción común en el FA -2