Frente Amplio

 
 
 

 Más vale tarde, que nunca!? -  Ruben López

Ya fue. Pero creo que valía la pena decir en voz alta lo que muchos frenteamplistas estamos pensando”, así finaliza Benjamín Nahoum su artículo sobre los candidatos múltiples en del FA (Brecha, 07/01/2005, pag.9).

 Ese mismo día, un amigo acicateaba, a quienes podían estar en las estructuras del FA, a golpear la mesa, a gritar con fuerza: “no estamos de acuerdo”.

No es el único tema que tenemos en la agenda del FA y su estructura, es cierto, pero puede servir para comenzar una discusión que nos debemos.

  Las razones de  B.N.:

            * “.. la ley de lemas y el art. 79 de la constitución oponen a la libre expresión electoral obstáculos que es urgente que los dirigentes de las fuerzas políticas superen, si es que se desea sinceramente instituir a la ciudadanía la auténtica disposición de su destino y evitar que continúe la falsificación  de su voluntad” cita la Declaración Constitutiva del FA en su punto 5.

            * “Se trata de un principio fundacional y no por casualidad”
               Citando a Hugo Batalla “en su época frenteamplista”, dice “..el voto era tan secreto que la gente no sabía a quien estaba votando en realidad”

            * “Sin embargo, dentro de la propia izquierda hubo quien propuso usar ese mismo expediente y esa fue la causa emergente –junto a otras más profundas- de la ruptura del 89. Pese a ello, la estrategia de “un solo programa, un solo candidato” fue abrazada con firmeza por el Frente, y Liber Seregni, en una declaración ..., sostuvo con desprendimiento: “Un solo candidato, aunque no sea yo

            “quince años después nadie discute este principio, pero en los hechos se lo deja de lado, en nombre de supuestas conveniencias fácticas. Pero, ¿Qué es lo que ha cambiado, cuales son los nuevos datos de la realidad que hacen que lo que ayer era cardinal hoy sea soslayable? Los partidarios de las candidaturas múltiples no esgrimen argumentos de fondo sino de conveniencia electoral y el socorrido ejemplo de que si hace cinco años hubiera ido fulano en vez de mengano se ganaba  aquí o allá.”

            *”..¿los frenteamplistas votamos caras o nombres y no programas, propuestas, compromisos?”

            *”Y no sirve el argumento de que la constitución lo permite y blancos y colorados lo hacen, argumento que habría llevado en el 71 (y en el 89 y en el 94) a llevar tantos candidatos a presidente como sublemas tenía el Frente y que puede llevar en el futuro a otros desvíos no menos peligrosos.”

            *”Peor todavía es la decisión de llevar un solo candidato allí donde es seguro que se va a ganar y varios donde la cosa está peleada, que muestra con claridad la única razón electoralista de esta decisión”

 Sobre esto último debemos tener en cuenta que ya se está planteando la posibilidad de varios candidatos para Montevideo,  lo cual rebaja más aún los argumentos iniciales.

Hay que recordar que en principio, sobre todo hablando de Canelones, se esgrimió que habiendo realidades tan diferentes era necesario la doble candidatura, captando votos cada uno donde fuera más conocido e influyente. Ahora  tenemos triple candidatura y poco importan las regiones a la hora de plantear los distintos nombres, más bien  esconde un espíritu  mezquino donde parecen primar intereses sectoriales y personalismos de algunas figuras locales.

Está bien. Si tenemos muchos  candidatos con posibilidades de ganar la adhesión de la gente, y además en las distintas realidades  de un departamento, mejor. El afán de protagonismo de  sectores y compañeros está bien, necesitamos debatir ideas, propuestas, programas, formar cuadros, proyectarlos como los verdaderos representantes de los intereses populares, que tengan la confianza de la gente, por su capacidad, por su honestidad, por su trabajo y espíritu de sacrificio, por el respeto hacia los ciudadanos, también aprendiendo de ellos.

¿Que impide elegir democráticamente, una plancha con un titular, y suplentes que conformen, además, el comando para la campaña electoral? ¿Por que no es posible que esos tres o cuatro candidatos naturales o sectoriales compitan internamente y aquellos que queden relegados, pasen a ser los primeros en el equipo de gobierno?

 ¿Alguien piensa que nuestro pueblo no valorará como se debe tal gesto de desprendimiento personal, de verdadero espíritu democrático, de respeto, primero hacia sí  mismo y hacia los adversarios del momento, pero fundamentalmente  hacia los frenteamplistas y esencialmente hacia el pueblo todo, que tiene fundadas esperanzas en nuestra fuerza política y el gobierno que encabezará?

 El consenso es una buena cosa. Como forma de no aplastar a las minorías, los altos porcentajes para tomar resoluciones, también juegan ese papel, y el objetivo, por esa vía, de mantener la unidad tan necesaria.

¡Pero que decir del espíritu revolucionario, democrático, unitario, de desprendimiento, de la ausencia de todo cálculo menor en aras del objetivo final compartido, y hacer el compromiso de apoyar, sin vacilaciones la resolución tomada por una mayoría! ¿Lesiona nuestra individualidad acatar esa resolución, y llegar al consenso, si, para aceptar lo que resuelva soberanamente la mayoría?

Está claro que enaltece más a quién deja pequeñas  o quizás grandes cosas, en aras de las fundamentales, pues no quedarán por el camino los principios.

¿Que nos puede dar más fuerza, respeto, adhesión de parte de la ciudadanía?: tres candidatos distintos –y votar sin poder elegir-; o todos los candidatos en una sola plancha, haciendo campaña en todo el departamento, con un solo programa, un solo discurso, hacia las distintas realidades, encabezando la lucha electoral en cada lugar, quien mejor nos represente.

No nos engañemos. El hecho de tener un solo programa, teniendo tres candidatos, va a traer conflictos, contradicciones, por supuesto que ya los hay y bienvenidos sean, pues de ese debate saldrá la luz, pero también será inevitable y facilitado, en muchos casos, el ataque personal, por debajo de la línea seguramente, cuando se caldeen los ánimos, palabra va, palabra viene, el intercambio de ideas se trasforme en ataques personales, se puede llegar a situaciones que lamentaremos.

 ¿Y como será la distribución de responsabilidades en el futuro gobierno departamental, si ganamos? Solo los que apoyaron al ganador?, todos  según los votos que obtuvo cada uno? o serán los más capaces y honestos?. Además no habría que olvidar, por parte de quienes juegan un papel fundamental, ya sea por sus votos o por el espacio que hoy ocupan, y reclaman para sí determinados cargos, que la inmensa mayoría de los frentistas, más aún de los votantes, no pertenecen a ningún sector. Sería bueno que el movimiento tenga una participación mayor en las discusiones y las decisiones de la fuerza política, pero eso lo trataremos seguidamente.

 Otro problema, no menor, que plantean las candidaturas múltiples, está en que actitud tendrán los Comités de Base, ¿a quien apoyarán? Se podrá decir que es lo mismo que antes con las distintas listas, cada uno vota a quien desee y se pelea por el programa común. Pero no es lo mismo, pues siempre hay matices y si tengo un solo  candidato y un solo programa, peleo por ese candidato. Cuando tengo tres o dos, no podemos pedir que no manifestemos nuestra preferencia por uno y la antipatía por otro, por lo que sea, objetivo o subjetivo. Que propaganda difundimos, que pegatina hacemos?, o ponemos vote al FA y no difundimos nuestro candidato cuando se sabe, que hoy más que nunca, gracias a los medios masivos de comunicación, es fundamental la imagen de los mismos. Y las finanzas del comité y del frente, hacia que candidato van a ir, seguramente, hacia el que tenga más adhesiones en el comité, ¿Habrá comités de Fulano y otros de Sultano?

 Antes de continuar, quisiera plantear otro tema:

¿Es buena la discusión interna? ¿El debate de ideas? ¿Es necesario el debate a nivel de masas, abierto a todos? ¿Es conveniente?

Recurriremos a palabras del “Che”, que Roberto Fernandez Retamar rescata en un reciente artículo en el cual polemiza con él: “si se negara el derecho a disentir en los métodos de construcción (lucha ideológica) a los propios revolucionarios se crearían las condiciones para el dogmatismo más cerril. Debemos convenir en que los criterios opuestos sobre métodos de construcción son el reflejo de actitudes mentales que pueden ser muy divergentes en ese punto, pero planteándose honestamente el mismo fin

 Es bueno, si, el debate. Pero de ideas, propuestas, programa, no el personal, destructivo, que pretende descalificar al oponente.

Y es posible, después, la unidad de acción de quienes persiguen “honestamente el mismo fin”.

 Retomando lo anterior, quisiera traer del documento “Fuerza política, gobierno, trabajadores y organizaciones sociales”, aprobado por el Plenario Nacional del FA el 19 de abril de 2004,
            que plantea:  
“...promover la participación, transferir capacidad de decisión a la gente y transformar a los ciudadanos y al pueblo en protagonistas activos, que gestionen sus propios intereses y participen en la difícil tarea de gobernar el país.”
            ............
            “La descentralización política y la participación ciudadana tienen que formar parte de los principios que guíen o pauten la forma de funcionamiento del nuevo gobierno progresista.”

 Por lo tanto, podemos plantearnos, aplicar los mecanismos democráticos que rigen nuestra fuerza política, los formales y la voluntad de resolver con la participación de la gente. En la reciente campaña electoral escuchamos permanentemente que debemos sustituir la democracia representativa por la democracia participativa.

 Por que no?! Resolver en un Plenario Departamental los candidatos por mayoría, el titular será el más votado y los siguientes serán suplentes.

Los delegados de las bases votarán mandatados de acuerdo a los resultados de cada comité que será convocado especialmente para tal fin.

Votarían –por ejemplo- todos los adherentes anteriores al 31/12/2004, que estén al día en su cotización.

Este camino necesita de un acuerdo político y tiene por lo menos tres elementos positivos, además de resolver el tema principal:

1.      Ejercer realmente la democracia participativa proclamada: “... transferir capacidad de decisión a la gente y transformar a los ciudadanos y al pueblo en protagonistas activos,,,”

2.     De esa manera, promoviendo la participación y en la toma de decisiones, levantar el papel del Comité de Base, elevando en la conciencia colectiva la importancia del adherente, el sentido de pertenencia,  rescatando ese valor perdido para la mayoría de los frenteamplistas que se sienten ausentes cuando se toman las decisiones.

3.     Permitirnos el ejercicio de una ética, si, compatible con la política, como dijera Tabaré, y aquellos que no sean escogidos, actuar como un solo hombre junto a quien haya sido elegido. De renovar el legado artiguista, republicano, democrático, su capacidad de desprendimiento personal sin límites. Así como  ese otro gran oriental que fuera Liber Seregni, que dijera: “un solo candidato aunque no sea yo”, como recuerda B.N. en el artículo citado.

Que prime el espíritu democrático y participativo y se  llegue al consenso de respetar la mayoría circunstancial que se de. Esto enaltecería más aún, a nuestra fuerza política, frente a sí misma, frente a la masa frenteamplista y al pueblo todo, y, seguramente, haría sonreír nuevamente a nuestro querido General.

Quizás todavía no fue, y quizás no sea demasiado tarde.