La izquierda en debate IV – Debilidades del Progresismo

El Período de Transición

Ruben López
El Chasque 120
12/01/2023

Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen arbitrariamente, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo circunstancias directamente dadas y heredadas del pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.…..» (Carlos Marx. Deutsche-Brüsseler-Zeitung nº 90, 11 de noviembre de 1847. Pag. 213 de la mencionada edición).

En anteriores artículos,
Hemos analizado las restricciones que el propio sistema presenta e impiden el desarrollo sustentable de la humanidad.
Hemos visto una serie de debilidades de la izquierda y el progresismo, expuestas a la hora de gobernar en nombre del pueblo.

Seguimos hoy con este tema:
Glimar Mauro de Brasil, dice: «Sufrimos también una crisis desde el punto de vista teórico y político, pero sobre todo estratégico. La izquierda se acostumbró a disputar elecciones.. .precisaríamos organizaciones ofensivas contra el orden capitalista a escala planetaria. ..existe una gran dificultad para ampliar y estimular el poder popular y la participación, para consolidar la formación política e ideológica. …existe el error de separar la lucha económica y la lucha política, ..una sólo del Partido y la otra de los sindicatos y movimientos». Dice, «los partidos se distanciaron de la realidad socio-económica» mientras los «movimientos sindicales y populares se convirtieron en economicistas de corto plazo y no se avanzó en la politización. Eso es separar el presente del futuro«

Y Victor Quarenta: «Cuando el PT llegó al gobierno, pasó a hacer política exclusivamente a través del Estado. Eso es imperdonable…» ..» y el partido y la organización política fue dejada de lado.» (hoy) «uno de los principales desafíos es salir a disputarle las periferias urbana al bolsonarismo» (Brecha, 22/05/20 -pag. 12.)

El propio FA “se advertía a sí mismo” en abril de 2004:
“contemplar la participación y transferencia de la capacidad de decisión y gestión a la comunidad y a los trabajadores”
“la gran tarea de la fuerza política, con miras al gobierno popular, es promover el desarrollo de un sujeto social colectivo” (El Chasque 119)

Pero estas advertencias no se tuvieron en cuenta, tampoco después de la derrota de 2019 (autocrítica mediante), si bien se mencionaron, se obviaron y no se tomó conciencia de su importancia, en cuento no se reflejan en las resoluciones y el programa del Congreso de diciembre de 2023.

Sectores autodenominados “renovadores” de la izquierda, cultores del progresismo, que en ocasiones parecen defender con más intensidad a los grandes inversores que las necesidades de la gente, argumentan que todo ha cambiado tanto que no se puede hacer los mismo que en los “60” y prefieren “no caer en el error de atarse a dogmas de los proyectos sociales”.

Pero estos planteos son más antiguos aún, del siglo XIX, y ya fueron refutados por Rosa Luxemburgo.

Lo vimos en el anterior Chasque en la respuesta de J. Castillo a Lopez D’Alessandro. Para éste lo “maduro, lo sensato, la defensa de la democracia” poniendo como ejemplo a Mujica, es abandonar el pensamiento revolucionario, apoyar el desarrollo del capitalismo con su dosis de explotación y de claudicación ante la clase dominante (clase que no vacila en llevar al hambre, la miseria, la total exclusión a cientos de miles de uruguayos y a la mitad de la humanidad).

“Muchos compañeros reivindican la figura de Líber Seregni, pero el seregnismo en realidad es un conjunto de supuestos. Entre ellos obviamente están la democracia y la vocación de que la izquierda juegue en la cancha grande, que deje la mera oposición constante. Asimismo, veo una profunda vocación de no caer en el error de atarse a dogmas de los proyectos sociales, a ortodoxias.” ( Lopez D’Alessandro)

Así se propone promover el desarrollo del capitalismo, la acumulación de capital, como un mal menor, para en un futuro, con más fuentes de trabajo, más empleo, mejores salarios, se produzca el “derrame”, en fin se cae en la “ortodoxia” o el dogma liberal.

De planes y buenas intenciones está lleno el camino del infierno.
Veamos la buena disposición de la burguesía inglesa a mitad de Siglo XIX:

En 1850, un órgano moderado de la burguesía británica, bastante bien informado, pronosticaba que si la exportación y la importación de Inglaterra ascendían a un 50 por 100, el pauperismo descendería a cero. Pero, ¡ay! el 7 de abril de 1864, el canciller del Tesoro [*] cautivaba a su auditorio parlamentario, anunciándole que el comercio de importación y exportación había ascendido en el año de 1863 «a 443.955.000 libras esterlinas, cantidad sorprendente, casi tres veces mayor que el comercio de la época, relativamente reciente, de 1843». Al mismo tiempo, hablaba elocuentemente de la «miseria». «Pensad —exclamaba— en los que viven al borde de la miseria», en los «salarios… que no han aumentado», en la «vida humana… que de diez casos, en nueve no es otra cosa que una lucha por la existencia»” (Marx –Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores

En 1864. De la promesa de terminar con la pobreza si el comercio crecía un 50%, a la realidad 20 años después con casi tres veces más de crecimiento, para constatar que el 90% vive al borde de la miseria, con “salarios que no han aumentado”, nueve de cada diez apenas “lucha por la existencia”.

Cualquier parecido con el Siglo XXI, no es mera coincidencia. Las promesas de bienestar para las masas son tan “viejas” como las ideas de conciliar el capital con el trabajo.

Quienes hoy nos hablan de “no atarse a dogmas de proyectos sociales” y se vanaglorian de ello, los que promueven las grandes inversiones privadas, diciendo “que no son filántropos”, que tienen que ganar, y se les da todas las facilidades (exoneraciones fiscales, subsidios), ante la “ineficiencia, burocracia y corrupción” del Estado.

Mientras, el mundo camina hacia una mayor concentración de riqueza, hacia la informalidad (disfrazada de emprendedurismo), de tercerizaciones, distintas formas de dependencia disimuladas y promovidas como la mayor libertad, (trabajar cuando quieras, donde quieras, desde tu casa) pero sin ninguna seguridad.

La empresa argumenta que esta decisión se funda sobre la necesidad de tercerizar todo el servicio de operaciones en Uruguay. La plataforma va a operar desde Argentina, afirman desde Fuecys

Un ejemplo de “la libertad” en el capitalismo, lo que pasa cuando el sector privado muy poderoso, domina la economía.

De acuerdo a las leyes nacionales y del “mercado” poco podrán hacer los trabajadores, si no cuentan con la fuerza necesaria para dar vuelta la decisión que según se sabe viene de Alemania, sede donde opera esta multinacional. Es paradójico además, que esta aplicación se desarrolló en Uruguay, después vendida a sus actuales dueños, que tienen “derecho” a realizar su negocio de la forma que quieran.

Como hemos tratado ya, el poder económico de los grandes conglomerados sólo se puede enfrentar con la unidad de los trabajadores y el pueblo, pero como demuestra este hecho (y otros como Uber), no basta el movimiento social, la reivindicación económica, la movilización. Hay que atacar al poder económico, disputar el excedente económico, pero también la propiedad social, ya sea pública, cooperativa, mixta (esencialmente con la participación de los trabajadores), o seguirá pasando lo mismo, pues las leyes, la constitución, una democracia que está de parte de la minoría, de la clase dominante, debe ser transformada en una democracia de la mayoría, de los trabajadores y el pueblo que conforman más del 90% de la población y son quienes crean la riqueza.

Estas experiencias hacen tomar conciencia a los trabajadores, que su lucha no es sólo por un mejor salario o condiciones de trabajo, lo cual es correr tras la zanahoria, sino la verdadera batalla es por un nuevo orden social, con nuevas formas de poder popular. Y que esa es una batalla política, es enfrentar al verdadero poder económico y a quienes lo sostienen desde el plano político, ideológico, cultural, mediático.

Plataformas
Hace pocos números escribimos sobre una historia que tiene mucho que ver con lo que pasa hoy en PedidosYa.

Las experiencias del gobierno de Allende y la certeza que los grandes capitales no se detendrán en su objetivo de multiplicar su ganancia y acumular capital, por extemporáneo que parezca al ciudadano común (¿para que quiere más, con una fortuna de 100.000 millones de dólares?). Pues, así se maneja el sistema, si tienes 1.000, querrás 2.000 y 10.000 y …500.000, acumular riqueza y poder se transforma en una forma de vida.

Entonces parece claro que dentro del sistema, no habrá seguridad para el asalariado o el pequeño propietario, lo único seguro es la inestabilidad pues los capitales no tienen patria, ayer se vendió PedidosYa, antes Tienda Inglesa, Devoto, los supermercados y grandes superficies en manos de unos pocos y extranjeros, pero también los bancos privados (todos extranjeros), la industria frigorífica (concentrada y extranjera), y la tierra (cientos de miles de hás. se concentran en pocas manos y también extranjeras), el Puerto cedido por 50 años. Así la soberanía nacional está en peligro, las principales decisiones económicas, de las cuales depende la vida de los uruguayos, se toman en el exterior.

Hay dos autores que han tomado aquella experiencia (1973) y se animan a propuestas más audaces, teniendo en cuenta los inmensos avances. (Plataformas, tecnología, gestión sin mercado)

“ Lo que la izquierda debería plantearse son formas alternativas, no neoliberales, de ofrecer una infraestructura similar (e incluso mejor) para favorecer la coordinación social.”

…..”Tal vez, lo que queremos es que la política pública maximice la aparición de interpretaciones polivalentes y diversas sobre cómo utilizar una tecnología determinada, de modo que puedan surgir nuevas interpretaciones de la misma y de sus usos en las comunidades donde se utiliza.” (Modernismo sin mercado)

Y una propuesta revolucionaria, que cualquiera podría sostener sin mayores conocimientos:

Necesitamos que las plataformas dejen de ser controladas por las grandes empresas y pasen a manos de sus trabajadores. Prefigurar futuros digitales alternativos es posible si articulamos las tecnologías libres con la historia de las economías solidarias latinoamericanas.” (Socializar las plataformas RAFAEL GROHMANN29/11/2023)2

Parece una propuesta muy sensata, al menos más sensata que esperar que las grandes empresas multinacionales se apoderen de todos los resortes de la economía y por ende decidan el destino del país, (aquí participan, como socios menores, capitales nacionales). En los últimos decenios la extranjerización de la empresas, la Inversión Extranjera Directa (IED) muy aplaudida, ha aumentado de forma alarmante 1, cada vez más el trabajo de los uruguayos engrosa al capital, sobre todo transnacional, y menos a satisfacer las necesidades de la población.

250 trabajadores desocupados, fruto de “la libertad” de mercado, de permitir que el lucro sea el objetivo social, de no cuidar al que trabaja, al que tras una vida de sacrificio ve menguada su jubilación, ve crecer a sus hijos sin alimentación ni vivienda adecuadas, abandonados a la violencia cotidiana, a las balas perdidas o a la violencia intrafamiliar.

Y se podría decir, no se puede hacer nada, “es lo que hay”. De alguna manera no hacer nada, salvo cambios cosméticos, es ponerse del lado de los poderosos.
Pero, si es posible. Es necesario que los de abajo se alcen para construir un mundo para todos, un nuevo orden social. Ese es el debate que nos debemos y que impulsamos. Debate y acción, teoría y práctica, conciencia y organización. Buscar los caminos para superar este sistema que agobia a la humanidad.

Lo que se logra comprender por parte de los supuestos “renovadores”, es la incapacidad de la burguesía para desarrollar y ampliar la democracia y la libertad.
Las razones que da la clase dominante o cualquier partido político, hoy lo vemos en la campaña electoral, es que van a resolver las necesidades de la gente, que son los mejores administradores.

¿No es esa la medida entonces, una vida digna para todos los ciudadanos, del país, del mundo?
¿Ycual será el mejor ámbito para medirlo?
¿Tomar a Estados Unidos, Europa o Japón o Africa?
¿O a todos los habitantes del planeta?

Cuando van a rendir cuentas:
Sabemos que la mitad (4,000 millones de seres humanos) tienen ingresos por debajo de los 7 dólares por día, que cerca de mil millones pasan hambre, pues no logran alimentarse todos los días. Mientras, la riqueza del 1% es mayor al 50% del total mundial.

Tenemos todo el derecho a dudar, no sólo de la capacidad -de la clase dirigente, poseedora- sino de su intención, de cambiar el actual estado de cosas, que los favorece.

Durante 200 años nos han asegurado que una vez acumulada cierta riqueza, se comenzaría a repartir generosamente. Pero la civilización ha pasado de la carreta a las naves espaciales, del manuscrito o una simple imprenta a internet, del trabajo manual a la robótica, etc. (Recordemos la promesa del Parlamento inglés)

De mil millones de habitantes a principios del siglo XIX a los 8,000 millones hoy.

¿Cómo justifica la clase dominante y quienes critican pero defienden el sistema, que sólo el 10% de la población tiene una vida digna, mientras el 1% no sabe en que gastar sus enormes fortunas, y la mitad más pobre apenas se alimenta y sobreviven hacinados en viviendas miserables?.

Restringida por el propio sistema y sus contradicciones internas, como señalamos anteriormente, una oligarquía mundial que tiene como objetivos, el lucro, la ganancia, el mercado, reguladores naturales de la economía y la sociedad, según ellos, y que no por casualidad los favorece. Las necesidades humanas, mienten una vez más, se reacomodarían automáticamente gracias a la libertad de los individuos.

En Davos, en enero de cada año presentan una patética realidad, pero no dejan de ser diagnósticos que no transforman nada, ya que nada se hace para cambiarlos. Por el contrario la situación se agrava.

“VIOLENCIA ECONÓMICA. Esto nunca fue por azar; se trata de una elección. Las desigualdades extremas son una forma de “violencia económica” en la que las decisiones legislativas y políticas a nivel sistémico diseñadas para favorecer a las personas más ricas y poderosas perjudican directamente a la amplia mayoría de la población mundial.
Desde el inicio de la pandemia, los Gobiernos inyectaron 16 billones de dólares en la economía global, lo que ha contribuido ampliamente a que la riqueza de los milmillonarios se incremente en cinco billones de dólares (pasando de 8,6 billones de dólares a 13,8 billones de dólares desde marzo de 2021) ya que la intervención de los Gobiernos ha provocado una escalada de precios en los mercados bursátiles.” (Oxfam. 2022)

Esta es la realidad del capitalismo, relatada por los mismos que la producen. Pero la peor noticia es que cada año la situación no mejora, por el contrario se constata que al no hacer nada, la libertad de mercado hará a los fuertes, más fuertes aún y a los débiles, más débiles.

Para salir de la crisis actual, hay que terminar con la dictadura del Gran Capital.

Por tanto no hay lugar para seguir esperando una reacción desde quienes tienen el poder, tienen que actuar los “débiles” los trabajadores, el 90%, detener la acumulación brutal de riqueza, a la vez de promover distintas formas de propiedad y gestión social, lo que será posible sólo, con una pujante participación de masas, en el debate amplio y democrático para la toma de decisiones, la organización y movilización permanente para defender y ampliar las conquistas.

1 Uruguay for Export -2023 Uruguay -Pag.52