En
el anterior artículo veíamos la importancia y la necesidad de la fuerza
política en estos momentos trascendentes para los uruguayos, que,
insertos en un mundo muy cambiante, estrenamos gobierno. Y hay que decir
que muchas cosas están cambiando.
El año pasado
cuando una vez más, veíamos el gobierno al alcance de la mano y cuando
por fin, llegó la noche del 31 de octubre, pensábamos en el futuro
gobierno progresista, pensábamos en el gran cambio que se daría en el
país. Una nueva forma de gobernar, con transparencia, con honestidad,
con mayor participación a la gente, revalorizando y profundizando la
democracia.
Así, se han
instalado los Consejos de Salarios en el ambiente público y privado,
tanto en la ciudad como en el campo, se ha llamado a todos los sectores
sociales al diálogo con el gobierno, en la enseñanza se habla con los
gremios y se plantea un gran congreso con amplia participación para
definir los objetivos en esta área fundamental para los próximos años,
se instrumenta el plan de emergencia, etc.
Al mismo tiempo se
descubren más y más agujeros en forma de deudas, juicios perdidos,
acomodos varios, de las anteriores administraciones, lo que hace más
difícil cumplir con algunos objetivos propuestos.
En medio de la
acción de gobierno, se dan en estos primeros meses, discusiones,
contradicciones, disensos varios, quien no está de acuerdo con esto o
con aquella medida.
Se dice, aquí y
allá, no hay sintonía entre los parlamentarios y el ejecutivo, entre la
fuerza política y el gobierno, habrá conflicto entre las fuerzas
sociales y el gobierno.
Por ejemplo, dice
Victor Abelando en Brecha, pag.2 del viernes 3 de junio pasado: “Con
poco más de tres meses en el ejercicio del gobierno, las tensiones entre
el Frente Amplio y el Poder Ejecutivo se suceden con distinta gradación
de importancia y conflicto...”
Se menciona aquí y
en múltiples lugares los enfrentamientos en torno al agua, el tratado de
inversiones con EE.UU., las plantas de celulosa, la proclamada intención
del Presidente de vetar una posible ley sobre el aborto, etc.
Se plantea con
reiteración por parte de Brecha, en sus últimos números, y de parte de
muchos analistas esa falta de entendimiento dentro de la fuerza
política, la relación entre esta y el gobierno, y de estas dos con el
movimiento obrero, demonizando el hecho de que se expresen distintas
visiones sobre temas que están por resolverse. Esto estaba escrito para
salir la semana anterior, en este último número de Brecha, del 17 de
junio, en Correo, aprovechamos para transcribei conceptos de una lectora
con la cual coincidimos: “No pedimos ni queremos obsecuencia ni mirar
para el costado cuando se trate de llamar la atención sobre errores”
... “¡Pero compañeros! Tampoco oposición cerril..”
Hasta hace poco
tiempo una de las críticas fundamentales contra la izquierda era la
falta de democracia y las unanimidades, ahora, por el contrario, la
critica es por la falta de acuerdos o por el exceso de discusión.
Por otro lado hay
documentos en que señalan las “aparentes contradicciones” que existen
sobre distintos temas.
Entonces, lo primero
es reconocer que hay y habrá errores en las acciones de gobierno y en
las decisiones políticas que se tomen,
en segundo lugar que
la fuerza política “...no da respuestas a las exigencias...” ...” las
decisiones más importantes se toman fuera de la orgánica.” ...”Ha
disminuido notoriamente el nivel de participación y compromiso de las
Bases..., se constata carencias de discusión política..” (Borrador del
grupo de los 36)
en tercer lugar,
saber que existen y existirán contradicciones y discusiones, pues hay
diferentes puntos de vista, como las hay en cualquier organismo.
Por lo tanto,
reconocer la necesidad de la discusión, del intercambio de ideas, que
las aparentes contradicciones, no son aparentes, son contradicciones que
deben resolverse, con información, con participación, dando capacidad
de decisión en las diferentes instancias. Y esto mismo es materia de
discusión, hasta donde descentralizamos y delegamos poder de decisión.
Los procesos en la
historia –las grandes revoluciones, pero también los más pequeños- se
han desarrollado sobre la base de discusión, de la crítica, sobre el
proceso continuo de prueba y error, aprendiendo, pues, es esencia del
ser humano, su capacidad de aprender. Ese gran maestro de
revolucionarios que fue Lenin, en el arte de la política, señalaba que
saber reconocer un error, era resolver el problema en un 50 por ciento.
Entre la necesidad
de estar unidos para tener fuerza y la necesaria diversidad de ideas
para poder ser una fuerza transformadora, se debe buscar un equilibrio.
La unidad que ahoga la crítica, es tan negativa como el eclecticismo,
que no nos permite reconocernos a nosotros mismos.
El equilibrio es lo
fugaz y la lucha lo permanente.
Si, comprenderlo en
profundidad, no temer la discusión, el intercambio de ideas, la
diversidad, más aún ahora en el gobierno, más necesaria que nunca, pues
las dificultades y los problemas crecerán. Sólo tener en cuenta que esa
discusión, esa diversidad, no debe romper nunca el marco de la unidad,
pues después ya no habrá nada que discutir, salvo como enterramos otro
proceso de liberación, y la discusión será simplemente el ajuste de
cuentas entre las distintas posiciones, que poco ayudarán ya.
Los hechos hay que
reconocerlos como son, no ver la realidad como nosotros queremos que
sea, sino mirarla tal cual es. Es el primer elemento para poder después
transformarla: conocer, saber, entender.
Nadie puede hacerse
el distraído, sobre las plantas de celulosa en Fray Bentos, por ejemplo,
que hay una contradicción entre quienes privilegian la posibilidad de un
desastre ambiental y aquellos que lo hacen sobre las posibilidades de
inversión y empleo. Y la medida de una y otra no es tan fácil, hay de
por medio una investigación científico técnica que nos deja por fuera a
la mayoría, pero después de obtenida la información técnica hay una
decisión política que se deberá tomar, para lo cual es esencial la
democratización de la información, sobre cuales son los costos y los
beneficios y cuales son los riegos.
Que los pequeños (o
grandes) temas puntuales no nos impidan ver que lo importante es la
gente, el proceso de liberación de las cadenas que nos atan a la
pobreza, la miseria, la exclusión social, y eso sólo será posible con la
consolidación del gobierno, la profundización democrática, el
fortalecimiento del Frente Amplio, la participación de las masas al
frente de todo el proceso.
¡¡¡QUE LOS ARBOLES
NO NOS IMPIDAN VER EL BOSQUE!!!
17 de junio de
2005
Ruben López