Discurso del general (r) Líber Seregni desde el balcón de su apartamento de Bulevar Artigas y Bulevar España, pronunciado el 19 de marzo de 1984.
El Chasque
24/03/2024
«Quiero decirles dos o tres palabras. Primero, mi tremenda emoción, mi reconocimiento y mi cariño para ustedes.
(Continúa hablando con el megáfono)
Bueno: con esta ayuda creo que voy a poder hacerme entender mejor.
Sólo quiero decirles esto, han pasado diez largos años. Salgo con la conciencia tan tranquila como entré.
Salgo más firme, salgo más convencido de nuestros ideales; salgo más decidido que nunca a entregar dentro del marco jurídico en el que me encuentro y dentro del límite de mis posibilidades, hasta el último átomo de mis energías al servicio de nuestro pueblo.
No es momento compañeros, no es momento compañeros de discursos. Es momento de expresar una tremenda alegría, pero es momento de pensar el camino que tenemos que transitar hacia delante. La patria marcha a la reconquista de la democracia.
En ese camino estamos.
Todos nuestros esfuerzos para facilitar esa marcha y para alcanzar la libertad y el total ejercicio de la democracia.
Por eso, compañeros, pedía recién a ustedes ni una sola palabra negativa, ni una sola consigna negativa.
Fuimos, somos y seremos una fuerza constructora. Obreros de la construcción de la patria del futuro que soñamos.
Sólo quiero repetirles ahora mi tremenda emoción de este momento. Mentiría si nos les dijera que en estos largos años cuántas veces soñé con el momento de ser reintegrado a la libertad que me había sido sustraída.
Pero una cosa es soñarlo y otra cosa es vivirlo, compañeros, como lo estoy viviendo en este momento, en que los siento a ustedes… (Los aplausos hacen inaudible el final de la frase)
Sólo quiero decirles, una y mil veces: muchas, muchas gracias compañeros por estar acá.
Les quiero hacer un pedido, les quiero hacer un pedido.
Antes de que ustedes se retiren quiero decirles una cosa: la gran preocupación de este momento, para poder transitar efectivamente los caminos hacia la recuperación de la democracia, es la pacificación de los espíritus, la pacificación nacional.
Nos sentimos con una necesidad. No hay democracia si no hay paz.
Y la pacificación que lleve al reencuentro de los orientales tiene que reconocer necesariamente la más amplia de las amnistías; la libertad de los presos políticos, el retorno de los exiliados, la desproscripción de hombres y partidos
Sólo les pido a ustedes una demostración cabal de que el pueblo se ordena a sí mismo, que nuestro pueblo siempre se ha ordenado a sí mismo, vayan ahora para sus casas. Les pido a ustedes, que de la forma más pacífica y más tranquila, cada quien retorne a su hogar.
Hoy es un día que espero inicie el camino en que todos los que están detrás de rejas, por motivos ideológicos y por motivos políticos puedan seguir, en el más breve plazo puedan abrirse las puertas y estar todos en la libertad.
Y no más compañeros, no más… Comprendan estoy, no cansado, estoy profundamente emocionado.
Muchas gracias otra vez, muchas gracias».